domingo, 11 de julio de 2010

Lejano 2010. Unos amigos me invitan a un cumpleaños en un bar "que va a ser una sorpresa". Quedamos en el día convenido y nos desplazamos en caravana al misterioso bar, que resulta ser un lugar de encuentro motero habilitado dentro de una cantera abandonada. Nada mas verlo, la idea de que es un escenario magnífico para encontrarnos unos piedreros surge, lo comentamos y dicho y hecho, damos unos avisos por los foros y sorprendentemente la afluencia de aficionados deseosos de un día de cambalache mineralógico supera expectativas y lo que no era más que una excusa para vernos, hablar de minerales y tomar unas cervezas acaba con firmes deseos de que esta iniciativa tenga continuidad, y en la forma que ha empezado, sin nada de ventas, maleteros a escondidas...

Como prueba de la precariedad de la "organización", por no haber, no hubo ni cartel anunciador.












FINAL: Comida



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